Aprender a leer es una de las cosas más importantes que hay, ¡es imprescindible! Nos ayuda a entender el mundo, a abrir nuestras mentes y hace que la magia forme parte de nuestro día a día. Por eso, enseñar a leer a los niños se convierte en algo fundamental para padres, educadores y adultos en general. Se sienten responsables de que los pequeños alumnos empiecen con buen pie. ¿Quieres participar? Aquí tienes unas ideas para empezar.
Aprender a leer no es tan sencillo como hablar, ¡es más difícil de descifrar! Pero se puede superar. Si hay algo que nos gusta en Wonderbly, son los libros… ¡y los niños!, así que aquí tienes los mejores métodos, consejos y trucos para que aprender a leer sea algo divertido. ¿Quieres saber todos nuestros secretos para enseñar a los niños a leer?
La edad adecuada para aprender a leer
¿Cuándo debería enseñar a leer a mi hijo/a? Si quieres, puedes empezar a hacerlo desde el minuto 0. Leerle cuentos antes de que sepa hablar es una actividad preciosa y muy relajante que refuerza los vínculos. Después, cuando son capes de preguntar cosas, ¡empieza la diversión! ¿Quieres darle un toque personal a esta experiencia sin igual? ¡Empieza por “Con la P de para ti”! El libro personalizado de David Cadji-Newby y Andrew Weale es la forma más divertida de aprender a leer que encontrarás.
Al escuchar, aprenden
Lección 1: enseñar basándose en la fonética. Si conoces a niños en edad escolar, seguramente esto te suene: la fonética es la clave para descifrar el “código” de la lectura y la escritura. Los fonemas son los sonidos del habla y la fonética establece una relación entre los sonidos del habla y su representación escrita. Se recomienda que, en primer lugar, los niños aprendan a reconocer los sonidos de las letras del abecedario. A continuación, las vocales, (como la “a” de “casa” o de “mamá” y “papá”), y finalmente, las consonantes. Lo último que aprenden son los dígrafos: dos letras que, juntas, tienen un solo sonido (en español: “ch”, “ll”, “gu”, “qu” y “rr”). Este método progresivo es más sencillo de lo que parece y los padres lo hacen de forma natural… Pero es muy importante ya que, al fin y al cabo, ¡estás participando en desarrollar toda una nueva red neuronal!
Lee las palabras y mira a tu peque
Las denominadas “palabras de alta frecuencia” son aquellas que más se usan. Si pensamos que aprender a leer es como construir una casa, dichas palabras serían los cimientos sobre los que se construye lo que viene después. Palabras como “y”, “con”, “la” o “un” parecen muy banales cuando están solas pero, cuanto más demostremos a los niños que conectan todo el discurso, mejor las recordarán y aprenderán a usarlas ¡Es como andar en bicicleta! Intenta hacer hincapié en este tipo de palabras cuando leas con tu peque, y recuerda establecer contacto visual cuando las pronuncies para demostrarle que esa pequeña y aparentemente insignificante palabra es tan importante como el “dinosaurio gigante” que viene justo de después.
Sí a leer juntos
Los adultos disfrutan sumergiéndose en un buen libro y descubriendo nuevos universos, mientras que a los niños pequeños les gusta más el estilo “cuantos más seamos, ¡mejor lo pasamos!”. Si quieres conseguir que aprender a leer sea algo divertido, ¡invita a más gente a participar y convierte la hora del cuento en un momento especial! Construye una cueva de lectura, pide a otros invitados que participen en la hora del cuento (por ejemplo, ejem, los abuelos). Aquí tienes unas cuantas ideas para conseguir que leer en familia sea una fiesta.
Fomentar la curiosidad nunca está de más
Es el momento de favorecer esa maravillosa capacidad infantil de hacer un montón de preguntas sobre cualquier cosa. ¡Tú también deberías hacerlo! Cuando estés leyendo un cuento con tu peque, fíjate en detalles como el color del sombrero de un personaje y pídele que lo describa. Dile que te haga preguntas y pon las palabras en contexto, así entenderá mejor lo que significan. Gracias a tus respuestas a los clásicos e interminables “¿Y por qué…?”, las palabras empezarán a ocupar un lugar en su cabeza y podrá acudir a ellas cuando las necesite.
¡Que el ritmo no pare!
Además de ser divertido, cantar sirve para todo, ¡hasta para aprender a leer! El hemisferio izquierdo del cerebro se ocupa de las habilidades verbales, mientras que el derecho es el responsable de las necesidades emocionales, artísticas y físicas. Así que, cuando cantas, ya sea el abecedario o su canción preferida de la guardería, se activan varias partes del cerebro de ambos hemisferios a la vez, lo que es más eficaz para asimilar conocimientos. Tal vez ahora entiendas mejor por qué las canciones de los anuncios publicitarios se te quedan en la cabeza… ¡y no te las puedes sacar!
Es hora de ordenar
Los juegos de clasificación también sirven para formar frases, ya que ayudan a crear secuencias y ordenar los hechos, y en eso consiste, exactamente, formar frases. En nuestro idioma leemos de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Empezamos las frases con una letra mayúscula y las acabamos con un punto. Los relatos suelen tener introducción, nudo y desenlace. Cuando los niños entienden estas normas, pueden aplicarlas a las palabras, a las frases y, finalmente, ¡a las historias completas!
Rodea a tu peque de palabras
Cuantas más palabras ven, más y mejor las entienden, ¿verdad? Desde las páginas de una revista abierta en la mesa de la cocina, pasando por los rótulos de las tiendas o los catálogos de los supermercados (que puedes usar como pequeños “diccionarios” ilustrados). No pierdas ocasión de pedirle que intente adivinar lo que significan las palabras. Por ejemplo, si estáis en un ascensor, dile que busque la letra “P” del aparcamiento y que pulse el botón. Al establecer vínculos entre las acciones de su vida diaria y lo que esos “símbolos” que son las palabras significan, lo que haces es enseñar a los niños a leer… ¡sin que se den cuenta!
Despacio y con buena letra
Sobre todo, no sucumbas a la frustración, ya que el código de las palabras no es tan fácil de descifrar. Como te decíamos al principio, cada niño/a tiene su ritmo, así que: NUNCA los compares con sus compañeros ni les digas lo que tú eras capaz de hacer a su edad. Tu hijo/a es un ser único que irá aprendiendo distintas cosas a su propia velocidad. Céntrate en resaltar la emoción de descubrir cosas nuevas, la alegría de aprender… ¡y de compartir esos momentos tan significativos que nunca olvidarán!
¡Conviértelo en un juego!
Jugar al “Veo, veo. ¿Qué ves?”, introducir las letras del alfabeto en la hora de baño con esos bolígrafos mágicos para pintar en el agua… Por suerte, se acabaron los días de repetir y repetir y de escribir en la pizarra sin parar. Fíjate en lo que más le gusta e introduce las letras del abecedario en todas partes… ¡Sí, lo de formar palabras con las letras de la pasta para sopa también cuenta!
No hay nada mejor que predicar con el ejemplo
Los niños prestan más atención a lo que haces que a lo que dices. Y siempre quieren hacer lo mismo que hacen los mayores… Por eso, ¡un poco de acción!: escribe listas de la compra, tarjetas de San Valentín, de Navidad y de cumpleaños, notitas en la nevera o en su habitación… Diles que hagan lo mismo que tú, pero para eso, antes tienen que leer y entender lo que has escrito, je, je.
Ahora que ya tienes unos cuantos trucos y sabes cómo enseñar a los niños a leer, es hora de practicar un poco: en todos los libros personalizados de Wonderbly, el nombre de tu peque no solo aparece a lo largo del cuento sino que también está escondido aquí y allá en las ilustraciones. ¡Es la mejor forma de aprender las letras y reconocer las palabras! Y qué mejor que empezar por su nombre…